Existen muchos factores que afectan al éxito o fracaso de una fotografía, uno de los menos fáciles de ver es la perspectiva. La perspectiva tiene un gran efecto sobre la composición, pero es algo a lo que no siempre se le dedica suficiente atención. Hay muchas formas de alterar la perspectiva con motivos estéticos: disparar desde ángulos inusuales, desde muy arriba o abajo son ejemplos obvios. Sobre lo que nos centraremos a lo largo de los tres temas que abordaremos de perspectiva es sobre el uso de diferentes distancias focales junto con encuadres específicos para obtener un resultado concreto. En Luminous Landscape podemos leer un interesante artículo sobre esto.
Sin embargo la perspectiva la produce únicamente nuestra posición, y sólo cambiando ésta cambiamos la perspectiva. En el Diccionario de la Real Academia encontramos (Del lat. tardío perspectīva [ars], óptica):
1. f. Arte que enseña el modo de representar en una superficie los objetos, en la forma y disposición con que aparecen a la vista.
3. f. Conjunto de objetos que desde un punto determinado se presentan a la vista del espectador, especialmente cuando están lejanos.
Lo más importante es recordar que cuando los objetos se alejan de nuestra posición, parecen más pequeños, y lo más importante y menos evidente, la distancia entre ellos también lo hace, de modo que también parecen acercarse entre sí.
Llamamos objetivos angulares a aquellos que producen una imagen con un ángulo de visión amplio, generalmente por encima de 60º, que corresponde con distancias focales cortas, por debajo de 35mm en cámaras con película o sensor digital de 24×36mm. Las equivalencias con otros sistemas se establecen en función del factor de multiplicación de focal, en referencia siempre a ese tamaño. Los objetivos angulares son tremendamente exigentes con el lugar donde posicionamos la cámara ya que pequeñas variaciones pueden cambiar dramáticamente el encuadre, los elementos que se sitúan en él y las relaciones de perspectiva entre ellos. Concedernos un cierto margen de tiempo para estudiar cuidadosamente la composición siempre es una buena idea.
Tal y como nos demostró Guillermo Luijk, los angulares no deforman la perspectiva. Sin embargo lo que sí hacen, es cambiar nuestra percepción de la misma. Cuando observamos una fotografía tomada con un angular, normalmente lo haremos a una distancia mayor de la que había entre la cámara y el motivo en el momento de la toma y de ahí el cambio en la percepción.
Usaremos un gran angular cuando queremos transmitir la sensación de espacio o inmensidad, incluyendo para ello algún motivo en el primer plano. Para ello habitualmente se buscará una posición baja, que exagera la relación de tamaño de estos motivos, y confiere sensación de tridimensionalidad a la imagen. Este primer plano tiende en ocasiones a ser excesivo. Galen Rowell usaba en sus talleres una cartulina para taparlo en parte y enseñar a sus alumnos la mejora en la imagen.
Tal y como vimos en el LAB06, para que esto funcione el primer plano debe estar perfectamente enfocado. Los objetivos zoom nos ofrecen mucha versatilidad para componer, pero suele ofrecer una distancia mínima de enfoque mayor que los objetivos fijos. Obtener nitidez en todos los planos será posible en ocasiones únicamente con objetivos descentrables, que además evitan la convergencia de líneas verticales cuando la cámara no está bien posicionada (y siempre que no sea esa nuestra intención creativa). Pequeñas deformaciones en la perspectiva y las distorsiones introducidas por algunos objetivos pueden corregirse con postproceso.
Una de las aplicaciones principales de esto en la fotografía de naturaleza y en macrofotografía es la inclusión de un fondo que de una idea del entorno natural del sujeto principal de la composición. Luis Manuel Iglesias, a quien tuvimos el honor de entrevistar en Caborian tiene muy buenos ejemplos de esto. Lo mismo puede decirse para los retratos, si bien estas focales son inadecuadas para los de primer plano por la deformación que producen en los rostros. En fotografía urbana o de arquitectura e interiorismo una selección cuidadosa de las líneas principales será clave para la composición, siendo en estas disciplinas también donde el margen de error es menor y la exigencia más elevada.
Texto: wiggin. Fotografías: macsailor, fotosplino, Gasbox, juanangelr, daf, cigalotron, nosha, rotia, valiente
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