Una cámara digital es una máquina frágil que si nos descuidamos podemos arruinar completamente. Las razones para que una cámara deje de funcionar son evidentes, pero más allá de dejarla caer o mojarla, hay algunas situaciones menos conocidas que pueden estropear la cámara:
Tocar el sensor
El sensor es posiblemente la parte más frágil de la cámara, y aunque en alguna ocasión necesitaremos limpiar el sensor, tocar el sensor siempre es un gran riesgo. Mejor hacerlo de forma correcta.
Limpiar el lente
Todos hemos estado en esta situación: Estamos fotografiando y de repente descubrimos una mancha o una gota en el lente. En la excitación del momento no pensamos dos segundos y limpiamos la suciedad con cualquier cosa que tenemos a mano. Un kleeneks, el borde de la camisa, el dedo. Aunque aparentemente el problema desapareció, el resultado puede ser desastroso. En lugar de limpiar el lente estamos frotándolo con algo áspero que a simple vista no se nota, pero puede terminar dejando marcado el cristal para siempre. Mejor limpiar con instrumentos pensados para esto. Son sólo un par de segundos extra.
La Arena
Si bien el polvo en general puede ser un peligro para el sensor si es que llega entrar entre cambios de objetivo, la arena de playa tiene un peligro añadido. Normalmente con un gran porcentaje de sílice, se trata de un mineral muy duro que puede rayar los objetivos. Es mejor no usar la cámara en la playa (o usarla con cuidado extremo). La arena también puede meterse en los mecanismos de la cámara.
Los Hongos
La humedad puede ser en si misma un peligro para la cámara, aunque no es tan grave como los hongos que pueden crecer en el interior de la lente. Para prevenir esto lo mejor es llevar sobres de silice en el estuche de la cámara.
Los Láser
Mostramos en ALTFoto una serie de videos en el que un Láser, de esos usados en las fiestas, freían el sensor de una cámara. Aunque parecen inocuos, un laser que golpea en el sensor, puede crear lineas verticales o horizontales que no pueden reparase. Esto tiene más posibilidad de ocurrir cuando tenemos el sensor accesible, por ejemplo mientras hacemos un video o usamos el LiveView.
El Sol
De la misma manera que un Láser puede freír la cámara, los rayos de sol golpeando el sensor durante un tiempo excesivo pueden crear el mismo problema.
El calor
Si el sol puede ser un peligro para el sensor, el calor excesivo puede serlo para todos los elementos de esta. El sol directo, por ejemplo si dejamos la cámara en el coche, puede terminar por derretir algún elemento de la máquina. Si la cámara se calienta, mejor no utilizarla y dejarla enfriar en un lugar fresco.
Modo Bulb
Una de las consecuencias del Modo B o cuando queremos lograr largas exposiciones es que el sensor se calienta. Esta es una razón para el uso de “la toma negra” de la que hablábamos aquí. En general no nos encontraremos con problemas pero hay límites físicos de la temperatura que puede soportar un sensor, y esta puede terminar con “hot pixels”. Aunque no hay datos claros, es mejor evitar exposiciones excesivamente largas.
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