Uno de los avances que más me llamó la atención cuando vi la primera cámara digital fue la posibilidad de cambiar el ISO entre una fotografía y otra, adaptándome a las necesidades de luz. Esta posibilidad también fue el primer desengaño al ver la falta de definición al subir el ISO y el ruido que se producía. Pero la tecnología solo tiene una misión: avanzar. Y en la actualidad el ruido producido por las cámaras a sensibilidades altas es muy aceptable y se abre la puerta a despreocuparse por la relación ISO-Ruido y a aprovechar la función de ISO automático.
Contras del ISO automático
La función de ISO automático ha sido uno de mis demonios e incluso la he prohibido a los alumnos, ya que se perdía el control sobre la definición, y los resultados al ver las fotografías en la pantalla podían ser frustrantes debido a que la cámara selecciona una sensibilidad con el único criterio de que la fotografía no salga movida.
Esta posibilidad de que la cámara seleccione un ISO con demasiado ruido es el principal contra, por lo que antes de empezar a usar el ISO Automático es importante saber dónde ponemos el límite del ruido, hasta qué sensibilidad podemos subir y que nos siga pareciendo aceptable la definición de la imagen. Para tomar esta decisión debemos primero probar cual es el nivel de ruido en cada una de las sensibilidades que tiene nuestra cámara, realizando la misma toma aumentando el ISO entre una toma y toma.
Primero poned la cámara en un trípode y lo ideal seria fotografíar una carta de color, pero si no tenéis una, podéis elegir hacer una foto a una grupo de libros, dónde tendréis diferentes colores en los lomos y las líneas de las letras impresas que os servirán para valorar la definición. Es importante no tener una iluminación ni muy buena ni muy mala, para que la prueba refleje el comportamiento medio de la cámara.
Empezad por el ISO más bajo, y usad el modo de exposición prioridad al diafragma, fijando el diafragma en 5,6 u 8 para tener un buen rendimiento óptico. Si hacéis esta prueba en prioridad al diafragma (modo Av o A) no tendréis que preocuparos de aplicar la ley de reciprocidad al aumentar el ISO y tener que subir la velocidad.
Una vez tenéis las fotografías, ponedlas juntas en la pantalla del ordenador con el zoom al 100% y juzgad por vosotros mismos. La decisión de cual es el ISO máximo que aceptáis la tomáis vosotros, pero tener en cuenta que si se pierde definición en las líneas no es bueno para la fotografía.
Esta prueba se puede completar con la aplicación de reducción de ruido con el software de procesado que uséis para saber hasta dónde podéis estirar, y si ya sois un poco más minuciosos, haced una prueba de impresión para saber hasta dónde queda aceptable el ruido en copia de papel.
Pros del ISO Automático
Una vez que sabemos cual es el valor máximo de ISO que aceptamos, tenemos que tener en nuestra cámara la posibilidad de configurar la función de ISO Automático para que no pase del valor que nos ha gustado en la prueba. Advertencia: en muchas cámaras compactas y reflex no tenemos la posibilidad de marcar un ISO máximo al que puede subir la cámara, por lo que usaremos toda la escala de sensibilidad, lo que puede producir fotografías con mucho ruido. Si no tienes esta posibilidad de configuración, yo no usaría el ISO automático.
Una vez marcado el nivel máximo de ISO Automático, la cámara deja activarlo en modo automático y en modo prioridad a la apertura. Este último es el que os recomiendo usar.
Pero veamos cuáles son los pros y las situaciones dónde usar el ISO Automático:
Lo que más me gusta de que la cámara ajuste el ISO al diafragma que uso y no me baje a velocidades dónde la foto me quedaría movida, es la versatilidad que me da. Me despreocupo bastante de los cambios en la intensidad de la luz, sobre todo en interiores.
La segunda ventaja es no perder tiempo en buscar el botón y elegir una sensibilidad. No solo por apretar botones, sino por no tener que calcular cuantos pasos de sensibilidad subir para quedarme en una medición que me interese. Son segundos, pero aveces puedes necesitarlos para captar el momento.
La última ventaja que le veo es la posibilidad de aprovechar al máximo la tecnología de la cámara y dejar de pensar como en la época en la que antes de salir a hacer fotos tenías que elegir la sensibilidad del carrete para no quedarte corto.
Pero como me gusta mucho la tecnología, tengo también la experiencia de que en algunas ocasiones no es todo oro lo que promete, por lo que, de momento, no uso el ISO Automático en trabajos profesionales, ya que en el estudio y en la fotografía de arquitectura siempre uso el ISO mínimo. Aunque sí empiezo a usarlo en las fotografías que tomo en interiores con la familia, en cumpleaños o simplemente por hacer una foto. También tengo ganas de experimentar con el ISO automático eligiendo un máximo de 800 o 1600 ISO en algún reportaje de los que a veces me gusta hacer.
Si crees que puede ser atractivo para ti el uso del ISO Automático y no sabes si para el tipo de fotos que haces es interesante, basta que mires en tu archivo. Si la mayoría de fotos están disparadas a la misma sensibilidad, no lo necesitas, pero si te encuentras con cambios constantes de sensibilidad, puedes plantearte usarlo, hacer unas pruebas y ver en que valores se mueve la cámara.
En XatakaFoto | Curso de Fotografía: 18. ISO, la sensibilidad
Fotografías | José Juan Gonzálvez
via Xatakafoto http://www.xatakafoto.com/tutoriales/pros-y-contras-del-uso-del-iso-automatico
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