A menudo, muchos fotógrafos se preguntan qué espacio de color utilizar para trabajar. Existe el convencionalismo en los manuales de que AdobeRGB es mejor que sRGB (representa un mayor espacio de color) y por tanto es preferible usar ese. Sin embargo, tal como comentaré en este artículo, no siempre es lo mejor.
Antes de nada, repasemos conceptos
El espectro de color hace referencia a la capacidad de nuestra vista de captar y reconocer la información cromática. En el caso del ojo humano, este es mucho mayor que el que puede darnos cualquier pantalla. Por ello, para tener una referencia del espectro de color que es capaz de reconocer nuestro monitor, existen varias normas. Las más populares son sRGB IEC61966-2.1 y Adobe RGB 1998.
sRGB fue definido por las empresas Hewlett Packard y Microsoft pensando sobre todo en las fotografías que se visualizan por Internet, ya que asume un promedio del espectro de color que suelen reconocer los monitores, con la salvedad de aquellos de gama alta que lo superan (y cuyo precio también supera perfectamente los 500 euros).
AdobeRGB está especialmente indicado para la edición de fotografías e imágenes de alta calidad y para su posterior conversión a CMYK. CMYK es ni más ni menos que el modelo de gestión de color utilizado por la mayoría de imprentas. Por ello, AdobeRGB parece más apropiado para gestionar fotografías que van a ser impresas para publicaciones, exposiciones, etc.
Dicho esto, hay que recalcar que ambos espacios de color están lejos de reconocer todo el espectro visible por nuestro ojo. Se suele decir que sRGB abarca el 35% del mismo y el Adobe RGB alcanza un 50%. ¿Qué significa esto? Pues que en fotografía, siempre tenemos que asumir una pérdida de información.
Eligiendo en función de nuestro equipo
De lo que he comentado anteriormente, quizás alguien puede inferir que si AdobeRGB abarca más espectro de color será más adecuado. Sin embargo hay que tener en cuenta más factores. Uno de ellos es el equipo que utilizamos para revelar nuestras fotos.
Como veréis en este gráfico, un monitor de gama media, o cualquier monitor de portátil sólo es capaz de reconocer el espacio sRGB. Si utilizamos esos monitores junto con un perfil AdobeRGB para nuestras fotos, estaríamos viendo una representación incompleta de la imagen, ya que parte del color quedará alejado de lo que nuestro monitor es capaz de mostrarnos. Entre otras cosas, perderíamos fiabilidad en los colores graduados, por ejemplo, los cielos, o la piel.
Esta se nota mucho más en los tonos medios y altos, tal como podréis ver en el siguiente gráfico:
En este punto, tendríamos dos posibilidades: o bien comprarnos un carísimo monitor que sea capaz de abarcar el espacio de color Adobe RGB, y trabajar con él, o bien conformarnos con nuestro monitor de gama media y cambiar al espacio sRGB. Si: con sRGB veremos menos espectro de color, pero lo que veremos en el monitor será más fiel a la realidad.
Hay otro factor que no he comentado antes: que sRGB y AdobeRGB representan los colores de diferente forma. Es decir: una fotografía en AdobeRGB se verá alterada en un monitor sRGB. Y esto tiene otro efecto no deseado en un monitor sRGB: que cuando calibremos con un colorímetro, éste podría producir desviaciones de color por todo ese espectro que nuestro monitor no es capaz de reconocer. Otro motivo más para tener claro que, en general, lo deseable es tratar de trabajar con las mejores herramientas para que nos proporcionen toda la información posible.
Eligiendo en función de la finalidad de las fotografías
Si nuestras fotos van a tener como destino la web o la TV, también sería más conveniente trabajar con un perfil acorde. Si trabajamos en AdobeRGB (con un monitor que lo soporte) veremos una pureza de color que no veremos en monitores de gama media-baja o en una pantalla de televisión. Tened en cuenta que la mayor parte de la gente que vea vuestras fotos no dispondrán de monitores de 500 euros.
En este caso, lo que recomendaría es trabajar en AdobeRGB (siempre que se cuente con el equipo adecuado), pero añadir el paso de convertir la foto a sRGB antes de publicarla. Esto es importante además, porque muchos servicios web de publicación de fotografías dan por hecho que nuestras fotos están en sRGB y si no es así pueden alterar sus colores produciendo efectos no deseados. Además, algunos navegadores no son capaces de mostrar fotografías en espacio AdobeRGB.
Como conclusión de esto que acabo de comentar, decir que no hay por qué dejarse influenciar por los que dicen que para trabajar bien en fotografía hay que utilizar un monitor que soporte espacio AdobeRGB. Evidentemente es lo mejor, pero si sólo vamos a utilizar fotografías para ser publicadas en la web, Flickr, etc, el AdobeRGB nos aportará más bien poco porque las fotografías en internet se publican en sRGB, que es el espacio de color que reconocen los equipos de la inmensa mayoría de internautas.
Por supuesto, si el destino de nuestras fotografías es ser impresas, es conveniente trabajar en todo momento en AdobeRGB (como mínimo), y al final convertir la fotografía al espacio de color específico de la impresora a la que vaya destinado nuestro archivo. Si imprimimos en un laboratorio fotográfico, deberemos pedirles el perfil de color de la impresora destino, para realizar la conversión final en nuestro programa de tratamiento fotográfico.
Como conclusión, comentaros también que sobre este tema cada manual da unas pautas diferentes, y os recomiendo experimentar para decidir vuestra gestión del color. Leyendo diferentes manuales, la información que se encuentra a veces sobre este tema puede ser contradictoria. La mejor manera de aprender sobre color es entrenar el ojo y experimentar mucho.
via Xatakafoto http://www.xatakafoto.com/tutoriales/espacios-de-color-adobergb-y-srgb-con-cual-trabajar
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