Descubriendo Oporto: un paseo por el río:
Una de las primeras experiencias que pude vivir en mi viaje a Oporto fue un paseo por el Duero. Hubiera querido que fuera en una barca ravelo, las ligeras embarcaciones tradicionales, pero el horario quiso que la única opción disponible fuera un barco turístico.
No importa, es más barato y además en temporada baja vamos a ir prácticamente solos. Allá que vamos, a pasear bajo los puentes de Oporto y acercarnos a su desembocadura hasta ver el océano.
Esto es lo más cerca que estuve del Atlántico en la visita a Oporto, pues aunque me hubiera gustado ir al barrio de Foz do Douro o a la localidad pesquera de Matosinhos, junto a la desembocadura del río y en la orilla del Atlántico, al final no tuve oportunidad.
Tuvimos suerte, y esta primera tarde en Oporto lucía un sol estupendo que nos mostraría la imagen más bella de la ciudad desde el barco. No es que Oporto no me guste con esos tonos grises que le da la lluvia, pero ya tuvimos tiempo de contemplarlo bajo el paraguas, así que esta tarde aprovechamos bien la luminosidad.
Los barcos turísticos salen de cada una de las orillas del río, bien en Cais da Ribeira, a los pies de Oporto, bien en la localidad opuesta, Vila Nova da Gaia, embarcaciones más pequeñas. Nosotros fuimos a Vila Nova de Gaia, perfectamente accesible gracias al Puente de Luis I en un bonito paseo. Junto al río en esta orilla plagada de bodegas nos ofrecerán los recorridos, de una hora de duración, a un precio que ronda los 10 euros.
No obstante, hay cruceros de diverso tipo, especialmente si es temporada alta, con ofertas para todos los gustos y bolsillos: cruceros sencillos, otros más largos que se acercan a localidades cercanas, los que incluyen cena o comida, actuaciones a bordo… Nosotros fuimos en temporada baja y casi fuera de horario, de modo que nos conformamos con lo que pudimos escoger, el crucero sencillo que me pareció más que suficiente.
En general los barcos suelen llevar explicaciones pregrabadas en varios idiomas que van indicando los puntos más destacados de nuestro recorrido: los puentes, las bodegas, el perfil de Oporto con sus monumentos destacados, la desembocadura del río…
Empezamos nuestro recorrido hacia el interior pasando bajo el maravilloso puente de Luis I y después de seguir un tramo más río arriba el barco vira para volver al punto de origen y seguir casi hasta la desembocadura del Duero, por lo que la visión panorámica de esa Oporto que mira al río es muy completa.
Los barcos turísticos cuentan con mesas en la cubierta y con una barra o una parte inferior de bar por si nos apetece tomar algo mientras se contemplan las vistas de ambas orillas. Según sea la dirección que tomemos y el viento, puede ser necesario resguardarse algunos momentos, pero en general el trayecto es muy tranquilo.
Los niños no pagan billete y el barco en el que subimos era relativamente accesible, con ayuda del personal, ya que las rampas de acceso son bastante inclinadas, especialmente la primera, muy estrecha, por donde sí cabe un cochecito de bebé pero no una silla más grande.
En definitiva, un paseo muy agradable en el que la cámara de fotos no descansa intentando captar la belleza de Oporto desde el río. Desde esta perspectiva la ciudad se alza esbelta ante nosotros en un recorrido panorámico que merece la pena para hacernos una idea inicial de la ciudad que pasaremos a explorar más adelante.
Fotos | Eva Paris en Diario del viajero
En Diario del viajero | Descubriendo Oporto
Una de las primeras experiencias que pude vivir en mi viaje a Oporto fue un paseo por el Duero. Hubiera querido que fuera en una barca ravelo, las ligeras embarcaciones tradicionales, pero el horario quiso que la única opción disponible fuera un barco turístico.
No importa, es más barato y además en temporada baja vamos a ir prácticamente solos. Allá que vamos, a pasear bajo los puentes de Oporto y acercarnos a su desembocadura hasta ver el océano.
Esto es lo más cerca que estuve del Atlántico en la visita a Oporto, pues aunque me hubiera gustado ir al barrio de Foz do Douro o a la localidad pesquera de Matosinhos, junto a la desembocadura del río y en la orilla del Atlántico, al final no tuve oportunidad.
Tuvimos suerte, y esta primera tarde en Oporto lucía un sol estupendo que nos mostraría la imagen más bella de la ciudad desde el barco. No es que Oporto no me guste con esos tonos grises que le da la lluvia, pero ya tuvimos tiempo de contemplarlo bajo el paraguas, así que esta tarde aprovechamos bien la luminosidad.
Los barcos turísticos salen de cada una de las orillas del río, bien en Cais da Ribeira, a los pies de Oporto, bien en la localidad opuesta, Vila Nova da Gaia, embarcaciones más pequeñas. Nosotros fuimos a Vila Nova de Gaia, perfectamente accesible gracias al Puente de Luis I en un bonito paseo. Junto al río en esta orilla plagada de bodegas nos ofrecerán los recorridos, de una hora de duración, a un precio que ronda los 10 euros.
No obstante, hay cruceros de diverso tipo, especialmente si es temporada alta, con ofertas para todos los gustos y bolsillos: cruceros sencillos, otros más largos que se acercan a localidades cercanas, los que incluyen cena o comida, actuaciones a bordo… Nosotros fuimos en temporada baja y casi fuera de horario, de modo que nos conformamos con lo que pudimos escoger, el crucero sencillo que me pareció más que suficiente.
En general los barcos suelen llevar explicaciones pregrabadas en varios idiomas que van indicando los puntos más destacados de nuestro recorrido: los puentes, las bodegas, el perfil de Oporto con sus monumentos destacados, la desembocadura del río…
Empezamos nuestro recorrido hacia el interior pasando bajo el maravilloso puente de Luis I y después de seguir un tramo más río arriba el barco vira para volver al punto de origen y seguir casi hasta la desembocadura del Duero, por lo que la visión panorámica de esa Oporto que mira al río es muy completa.
Los barcos turísticos cuentan con mesas en la cubierta y con una barra o una parte inferior de bar por si nos apetece tomar algo mientras se contemplan las vistas de ambas orillas. Según sea la dirección que tomemos y el viento, puede ser necesario resguardarse algunos momentos, pero en general el trayecto es muy tranquilo.
Los niños no pagan billete y el barco en el que subimos era relativamente accesible, con ayuda del personal, ya que las rampas de acceso son bastante inclinadas, especialmente la primera, muy estrecha, por donde sí cabe un cochecito de bebé pero no una silla más grande.
En definitiva, un paseo muy agradable en el que la cámara de fotos no descansa intentando captar la belleza de Oporto desde el río. Desde esta perspectiva la ciudad se alza esbelta ante nosotros en un recorrido panorámico que merece la pena para hacernos una idea inicial de la ciudad que pasaremos a explorar más adelante.
Fotos | Eva Paris en Diario del viajero
En Diario del viajero | Descubriendo Oporto
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