Muchas veces, para ahorrar costos, algunas personas elige comprar lentes fabricados por terceros (es decir, que no corresponden con la marca de sus cámaras). A veces, puede ser una buena elección para seguir ahorrando dinero. Otras, porque realmente no le daremos mucho uso y es para una asignación específica. Sin embargo, algo importante a comprender es que cuando compramos un lente de bajo costo para nosotros, también estamos ahorrando en calidad. A continuación, gracias a Light Stalking, presentaremos algunas de las razones por las que no es lo mismo comprar lentes baratos.
En primer lugar, tenemos que hablar de la óptica, que es básicamente la médula de cualquier lente. Los objetivos más baratos están hechos, justamente, con óptica más barata, usan vidrio de una calidad menor. A su vez, la óptica puede estar fabricada bajo procesos menos tolerantes, puede tener menos capas, y puede tener más chances de manchas o desperfectos. Como resultado, en nuestras imágenes finales vamos a tener imágenes con un contraste menos y con lens flare . Cuanto más grande sea la apertura, más defectos vamos a tener.
Otro aspecto a considerar es la distorsión. Para poder mantener los costos de fabricación y de venta abajo, los fabricantes reducen la complejidad del producto final. Así, mientras que los lentes de primera calidad contienen un número variado de ópticas combinadas en grupos, los lentes más baratos tendrán un número menor de grupos de elementos. Así, tenemos más chances de destellos internos, y más posibilidades de distorsión. Esto se vuelve aparente cuando estamos fotografiando líneas rectas, como en fotografía de arquitectura.
Por otro lado, los lentes más baratos comprometen la apertura máxima. Así, un lente rápido requiere un elemento frontal grande, y así será su costo. Los lentes más baratos tienen elementos frontales más chicos, permitiendo aperturas máximas más pequeñas, que harán que como resultado final tengamos fotografías movidas o con mucho ruido. Por ejemplo, si solemos participar en fotografía deportiva o de vida silvestre, donde no podemos recurrir a un trípode para paliar este tipo de problemas, quizás un lente barato no sea la mejor opción. Por otro lado, los lentes baratos tienen una apertura variable, importante para los superzoom.
Finalmente, una lente profesional tiene un peso considerable. Esto se debe no solamente a la cantidad de ópticas en su interior, sino también a los materiales empleados en su construcción. Los lentes más baratos, por el contrario, están hechos de plástico, por lo que son más susceptibles al daño, si se nos caen o no son manejados apropiadamente. Además, los tornillos internos pueden desenroscarse, no estarán sellados adecuadamente para condiciones no habituales de temperatura, y, como resultado, tendremos imágenes degradadas.
Foto por Richard Masoner
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