Vamos a imaginarnos ese lugar que nos apasiona pero que ha sido fotografiado hasta la saciedad y el cual no hemos visitado antes pero morimos por pasear entre sus rincones. En nuestra cabeza tenemos mentalmente imágenes que no tardaremos más de medio minuto en ejecutar, las hemos pensado tantas veces que la inercia hace el resto. Pero, ¿y si le damos emoción y nos divertimos un poco?
Os cuento mi experiencia
Cuando visité Nueva York hace ya dos años sabía que no me aburriría, fotográficamente hablando. Cada rincón es fotogénico per se. Tanto de día como de noche, la ciudad está llena de vida. Es uno de los lugares más maravillosos de la tierra para practicar fotos callejeras. La historia de la fotografía nos ha regalado imágenes memorables y el cine le ha regalado papeles protagonistas.
Iba con las ideas muy definidas sobre lo que quería fotografiar, algo que sin embargo me producía una sensación de desencanto. Necesitaba algún tipo de reto que me mantuviese alerta, pero más allá de comprometerme conmigo misma, se me ocurrió hacerlo con un grupo de personas con las que por aquel entonces mantenía una relación virtual en torno a la fotografía.
De este modo les pedí que me encargasen fotografías según sus propios gustos. Desde captar una mariposa en Manhattan o captar un árbol, pasando por inspirarme en “Un poeta en Nueva York”, hasta ideas más concretas como la secuencia de “Desayuno con diamantes”.
Gracias a ello, mis sentidos estuvieron alerta durante toda la estancia en la Gran Manzana. No sólo me permitió desarrollar mi capacidad de captación, sino que disfruté muchísimo buscando los retos que mis colegas me habían propuesto. Aquello además me hizo obtener fotografías que no habría imaginado de no ser por el trabajo conjunto entre ellos y mi mirada. Fue curioso cómo encontrar el árbol perfecto se hizo más complicado de lo que pensaba o cómo resolver la escena inspirada en Lorca apareció de pronto de forma casi mágica.
Algunos consejos
- Pide a colegas fotógrafos o gente de tu entorno una serie de retos fotográficos para tu próximo viaje. El número ideal sería de 6 a 8, no es cuestión de agobiarse asumiendo más desafíos que nos harían pasar del divertimento a la obligación.
- Apunta mentalmente los retos y tenlos presentes durante el viaje. Tener poquitos garantiza que podamos retenerlos más fácilmente en nuestra memoria.
- Relájate y disfruta haciendo tus fotos habituales. Sobre todo no te estreses en la búsqueda de los retos. Al final es sólo un juego y lo importante es llevarnos buenas fotos de regreso, independientemente vengan de donde vengan.
En resumen
Hay quienes pueden pensar que la apuesta fue arriesgada, que bastante fotogénica es Nueva York como para asignarle más tareas al hecho de fotografiar. Por experiencia os digo que tanto el principio donde pedía los retos, pasando por el proceso de búsqueda de las fotos hasta la exposición final, fue de lo más enriquecedor y divertido.
No hay que tomárselo más en serio de lo estrictamente necesario, sin olvidar en todo momento que estamos de vacaciones y disfrutando de lo que nos gusta. Si pensamos que una ciudad con solera es demasiado para llevar a cabo estos retos, siempre podemos empezar por lugares más pequeñitos, sólo que una localización como puede ser Nueva York, París o Londres nos dará más juego respecto a la interacción con nuestros amigos, puesto que tenemos más lugares icónicos en nuestro imaginario.
Si alguno de vosotros se anima o si por el contrario ya tiene experiencia en algo parecido, nos encantará conocerlo, al final se trata de compartir experiencias y enriquecernos entre todos. Os animo a llevarlo a cabo aunque sea una vez, ya nos contaréis.
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