Está claro que la presencia de una persona en una fotografía añade un cierto encanto a la misma. Una simple calle de una ciudad puede contar una gran historia si aparece algún personaje interesante en ella o si simplemente esa persona ayuda a completar la composición.
Existen multitud de situaciones en las que podemos fotografiar a desconocidos en la calle, pero lo primero que tenemos que hacer es sentirnos cómodos en mitad de la calle con nuestra cámara, no es necesario empezar directamente al estilo, un tanto agresivo, de Bruce Gilden, sino que podemos ir acostumbrándonos a acercarnos a las personas poco a poco y a medida que nos sintamos más cómodos, conseguir acercanos más y con menos miedo.
Vamos a ver entonces algunas cosas que podemos hacer para conseguir nuestras primeras fotografías en las que aparezcan desconocidos y no lo pasemos tremendamente mal al disparar. Al fin y al cabo de lo que se trata es de disfrutar. Pero antes de empezar, debemos tener claro que si alguien no quiere ser fotografiado es mejor respetarlo, y si dudamos sobre si puede molestarle, preguntando simplemente “¿Le importa si le saco una foto?”, saldremos de dudas. Una sonrisa siempre ayuda.
Un teleobjetivo no es nuestro mejor amigo
Foto de SlapBcn en nuestro grupo de Flickr
Es cierto, un teleobjetivo nos permite captar escenas de la calle desde una distancia prudencial, sin invadir el “espacio vital” de la persona a la que fotografiamos. Pero no es la mejor solución si lo que queremos es perder el miedo.
Además, salvo que hagamos las fotos desde detrás de la persona que fotografiamos, en cuyo caso da igual usar un teleobjetivo que un angular, seguramente se percatarán igualmente de que les estamos apuntando con nuestra cámara, pero con la diferencia de que pueden molestarse más ante la sensación de ser espiados desde la distancia.
Lo mejor para empezar es hacerlo con un objetivo normal (50mm en formato de 35mm), o incluso algún objetivo zoom con un rango que vaya desde angular a un tele corto (por ejemplo, un 24-85mm en formato de 35mm) que nos permitirán mantenernos a una cierta distancia pero a la vez nos obligarán a acercarnos si no queremos que la persona se convierta en un simple punto en nuestra foto, ayudándonos a perder el miedo a ser vistos.
Ya tendremos tiempo, una vez que estemos más familiarizados con la fotografía de desconocidos, de utilizar el teleobjetivo largo buscando un efecto determinado en nuestras fotografías, como desenfoques marcados o acercamiento de los planos, que no nos aportan otros tipos de objetivos, o bien para fotografiar escenas a las que por el motivo que sea no podemos acercarnos físicamente.
Las personas como parte de la composición
Foto de soybuscador en nuestro grupo de Flickr
Como decía al principio, no es necesario “abalanzarse” sobre el primero que pase a nuestro lado para sacar nuestras primeras fotografías a desconocidos. Podemos pasear por la calle hasta encontrar un rincón que quedaría bién en la foto incluso sin la presencia de una persona.
Observamos a ver si se acerca alguien y mientras tanto vamos midiendo la luz y buscando un buen encuadre. Aprovechamos para previsualizar mentalmente por donde tendría que pasar una persona para encajar y mejorar la composición inicial. En cuanto veamos que alguien se acerca y que pasará por donde queremos, hacemos como si sacásemos la foto a ese rincón tan bonito, es decir, disimulamos, pero disparamos en el momento en el que la persona cruza ante nuestra cámara.
Es probable que la persona al vernos con la cámara, se pare y espere a que saquemos la foto o cambie su rumbo y pase por detrás nuestro para no molestarnos, en ese caso, le damos las gracias y sonreimos, que le vamos a hacer, pero en algunas ocasiones puede funcionarnos y conseguir una buena foto sin molestar a nadie.
La ventaja de esto es que podemos conseguir fotografías interesantes gracias a una buena composición en las que la persona nos ayuda a componer la imagen sin sentir que la estabamos fotografiando al no ser el motivo principal de la fotografía.
Se trata de un tipo de fotografías en las que da igual quién o cómo sea la persona de la foto, simplemente son un elemento más de la fotografía, que añaden interés pero sin sentirse acosados. Esto nos permite mantener una cierta distancia para ir acostumbrándonos a disparar cuando una persona está ante nuestra cámara.
El angular nos puede ayudar a disimular
Fotografía de José Barceló
¿No os ha ocurrido nunca, que al sacar un retrato a un pequeño grupo de amigos con el objetivo angular, encuadramos dejándolos a un lado y creen que no salen en la foto?
Es cierto, tendremos que acercarnos más, pero aprovechemos eso para hacer fotos con personas cerca de nuestra cámara sin que les intimide nuestra presencia. En la foto de arriba, esta pareja me preguntó: “No salimos en la foto, ¿no?” Es decir, estaban convencidos de que no salían, pero querían confirmarlo.
Volvemos a la escena de antes, estamos haciendo una foto en la calle, sin personas, pero alguien aparece, se mete en nuestro encuadre y antes de que salga disparamos. Podemos conseguir fotos en las que la persona sí sea el motivo principal de la foto pero sin que se agobie demasiado por eso ya que no tiene del todo claro si ha salido en la foto.
El problema que tenemos con los objetivos angulares es que la persona tiene que estar cerca de la cámara, sino, como sabemos, todos los planos se alejan y la persona perderá protagonismo.
Otra ventaja de utilizar objetivos angulares en estas situaciones es que disponen de una gran profundidad de campo, con lo que si se trata de una foto rápida y no acertamos el punto de enfoque exactamente donde queremos, tampoco será un gran problema ya que prácticamente toda la foto aparecerá enfocada.
La persona que ha pasado ante nuestra cámara, puede preguntarnos a ver si realmente sale en la foto. Ahí cada uno debe decidir su respuesta en función de la situación en la que se encuentra y la reacción de la persona de la foto, pero suele dar mejor resultado decir que sí, que realmente ha salido en la foto, e inmediatamente antes de que ponga mala cara o proteste, ofrecerle una copia de la foto y sonreir.
Espacios para fotógrafos
Foto de Lograi en nuestro grupo de Flickr
Salvo los estudios de iluminación, no podemos decir que existan espacios para fotógrafos como tal, pero sí que podemos encontrar en todas las ciudades, zonas donde la presencia de un fotógrafo o su interés por fotografiar personas es más comprensible.
Por ejemplo podemos frecuentar zonas turísticas, monumentos, catedrales, etc. donde es habital que la gente esté un rato dando un paseo y sacando fotografías y no se nos quedarán mirando por hacer lo mismo.
También podemos asistir a lugares frecuentados por personas con una mentalidad más abierta hacia lo que es la fotografía, como puedan ser los alrededores de galerías y museos por ejemplo. Es cierto que esto no nos asegura buenas fotos ni evitar algún problema, pero si vamos con la mentalidad de que a las personas de estos espacios no les molesta, a nosotros también nos costará menos hacer las fotos y transmitir a los fotografiados que no estamos haciendo nada por lo que pedir disculpas.
Situaciones especiales para quitarte el miedo
Fotografía de José Barceló
Fiestas locales, ferias, manifestaciones, eventos deportivos son situaciones en las que a la gente no se le hace raro ver a un fotógrafo captando con su cámara esas escenas. Al fin y al cabo, lo extraño sería que no hubiese nadie documentando estos acontecimientos para prensa o simplemente para algún archivo.
Podemos aprovechar estos eventos para mezclarnos con la multitud y pasar más desapercibidos. De esta forma podremos conseguir fotografías más naturales sin que la gente se moleste por ser fotografiada.
Puede que nos pregunten a ver si la foto que acabamos de hacer va a salir en algún periódico. De nuevo podemos responder en función de la situación y la personalidad de cada uno, pero simplemente con decir que eso no depende de nosotros, sino que es el editor el que decide, podemos evitar tener que dar más explicaciones.
Acordaos de la fotografía analógica
Fotografía de José Barceló
Que la fotografía analógica no ha muerto es un hecho. A diario se siguen disparando carretes y carretes de película. Pero, ¿en que puede ayudarnos la fotografía analógica en nuestro caso? No es una solución a nuestro miedo a acercarnos a los desconocidos, ni mucho menos. Tampoco empezarán a posar desconocidos delante nuestro al ver una cámara de película, no.
Lo que ocurre es que gracias a que no puede verse la foto al instante, tenemos la excusa perfecta para no tener que enseñarla cuando alguno de los fotografiados nos pregunta si ha salido en la fotografía.
Bastará con decirle que no estamos seguros, que pensamos que sí o que no, según prefiramos, pero que si sale y quiere una copia de la foto cuando la tengamos revelada, que puede ponerse en contacto con nosotros.
Conclusión
En estos primeros pasos para conseguir nuestras primeras fotografías de personas, lo que tenemos que buscar son situaciones cómodas para nosotros y para las personas que aparecerán en nuestra fotografía.
Como decía al principio, la educación y la simpatía pueden ayudarnos mucho para evitar problemas. Cada uno debe conocerse a sí mismo y saber en qué puede mejorar a la hora de relacionarse con los desconocidos, pero personalmente lo que mejor me funciona es ir con la verdad por delante.
“¿Por qué me has hecho una foto?” suele ser la pregunta más temida cuando le sacamos una foto a algún desconocido. Debemos tener una respuesta más o menos en la cabeza para las distintas situaciones. Si tenemos un motivo, podremos explicárselo. Si no lo tenemos, podemos inventárnoslo o bien explicarle que nos gustan este tipo de fotografías, ofrecerle ver la foto y, si le ha molestado, pedirle disculpas.
Al fin y al cabo de lo que se trata es de disfrutar al máximo, conseguir buenas fotografías y no meternos en problemas gordos por una foto que puede que ni nos guste. A medida que vamos perdiendo el miedo y experimentando, cada uno termina conociendo qué le funciona mejor según su personalidad.
Foto de portada | #Sanxo#
En Xataka Foto | Fotografía Callejera
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