Al vivir en una época digital podemos gozar de varios beneficios que nuestros ancestros analógicos carecían. Tal vez una de las mayores ventajas (y probablemente la principal) es el hecho de la inmediatez. Un clic y en menos de lo que tarda un pestañeo tenemos la foto lista, mostrándose en todo su esplendor en la pantalla de nuestra cámara. Algunos reniegan de esto pero es innegable su utilidad. Antes tenías que esperar semanas y hasta meses para conocer el resultado de tú composición mientras que hoy es inmediata y nos permite corregir sobre la marcha y aprender más rápido de nuestros errores.
Y en cierta manera puede ser contraproducente ya que esperamos cada vez más en ese resultado instantáneo en vez de confiar en nuestro instinto y conocimiento fotográfico. Esto no supone un problema mientras que la información de la pantalla sea fiel al de la fotografía real. ¿Pero que sucede cuando esto no es así? ¿Que sucede cuando el display no es absolutamente fiel a la fotografía que tomamos?
Aunque resulte difícil creerlo esto podes suceder con cualquier cámara, en perfecto estado y sin ningún tipo de mal funcionamiento. Tal como cuando utilizas tu ordenador portátil a la luz de sol, las pantallas de cristal liquido (o el material que estén formadas) pierden la lucha contra el poder de la luz que proviene del cielo. La pantalla suele verse con muy poco contraste, sin saturación y salvo que se trate de texto plano, imposible de utilizar.
De la misma manera, las pantallas de las cámaras no son inmunes a este efecto y una fotografía en una playa o un día muy soleado puede ser bastante frustrante. La primera sensación que tendrás, probablemente, será que la cámara esta sobreexponiendo la imagen, debido a el exceso de luz que alcanza la pantalla. El ajuste más rápido y simple puede ser utilizar el compensador de exposición en -1 y la pantalla podrá mostrar lo que parece ser una fotografía bien expuesta. Pero en realidad estas siendo engañado por la falta de brillo de tu pantalla, ya que seguramente, al menos en el modo automático, la cámara estará exponiendo correctamente.
La solución más común a este problema es subir el brillo de la pantalla al máximo, intentando compensar la falta de luz de este. Suele funcionar y te dará una idea más clara de la exposición que se esta midiendo. En la mayoría de los casos esto es suficiente, pero si estas trabajando con tomas muy especificas puedes utilizar un método mas hardcore y ridículo a la vez: colocar una tela negra en tu cabeza y la cámara. Tal como los antiguos fotógrafos de formato medio de plazas, al tapar el exceso de luz y colocarte dentro de una especie de caja negra, podrás evitar todos esos rayos extra que arruinan la percepción que tienes del display. Es algo incomodo y seguramente llamará la atención, pero al menos es una solución rápida y fácil contra este problema.
Foto: K. Yasuhara
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