La regla de oro a la hora de asegurar el enfoque en una fotografía es pinchar la cámara sobre un trípode y usar un disparador remoto para asegurarnos de que no habrá trepidación, por grande que sea, capaz de arruinar nuestra fotografía. Es un buen comienzo pero nos equivocamos si pensamos que ésto es suficiente para nuestro propósito. Aun podemos ser más concienzudos y ahora veremos cómo.
Vamos a suponer que ya tenemos la cámara pinchada en el trípode y que vamos a usar un disparador remoto o el temporizador en el peor de los casos. Para asegurar la máxima estabilidad del conjunto seleccionaremos en la cámara la opción de bloquear el espejo (si dispone de ella), que consiste en que al pulsar el disparador primero se levantará el espejo y pasado un tiempo prudencial comenzará a tomar la fotografía. De todos los consejos éste es el único que depende de la cámara y el que probablemente ya conozcáis, el resto de trabajo lo haremos sobre el trípode.
Para asegurar, como decíamos, la estabilidad del conjunto hay que usar correctamente el trípode y ello implica, por ejemplo, usar el gancho que cuelga de uno de los extremos de la columna central: sirve para colgar peso, generalmente nuestra propia mochila. Con respecto a las patas y secciones del trípode, desplegad solamente las necesarias y siempre empezando por las más gruesas. Igualmente con la columna central, cuanto más la subamos más vulnerable se volverá a las trepidaciones. El último consejo es que, cuando uséis un teleobjetivo, coloquéis sobre el mismo una pequeña bolsa o saco lleno de tierra, arroz o algo similar que os ayudará a amortiguar los movimientos de la maquinaria de la cámara.
Foto | Mike Baird
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