Con este pequeño, aunque espero que útil, truco express pretendo orientaros en un punto muy concreto de los concursos de fotografía, el de la presentación de la imagen. Recuerdo que cuando leí en las bases del primer concurso al que me presenté que tenía que presentar la fotografía montada sobre passepartout rígido de 40×50cm todo fueron dudas y me costó encontrar algún tutorial de ayuda. Es normal, es algo sencillo, sí. Sencillo cuando se conoce, antes no.
En la inmensa mayoría de los concursos os pedirán que entreguéis la fotografía montada sobre un soporte rígido y en unas medidas de, casi es un estándar, 40×50cms. El soporte que más se usa es el passepartout (paspartú en adelante) que podréis pedir en cualquier tienda de cuadros o bricolaje a la medida deseada, pero que vamos a comprar en planchas de gran tamaño para aprender a hacerlo en casa. Además de la plancha de paspartú vamos a necesitar un buen cúter, un juego de reglas, cinta adhesiva y pegamento.
Lo primero será sacar de nuestra plancha dos láminas de 40×50 (o del tamaño requerido), cosa que haréis con vuestras reglas y con el cúter. Debéis tener cuidado con esta herramienta y si podéis sujetar el paspartú durante el corte con algún tipo de gato mejor, porque dependiendo del grosor del mismo y de la calidad de la cuchilla es posible que tengáis que apretar un poco. Una vez tengamos las dos láminas de igual tamaño colocamos nuestra fotografía centrada en una de ellas y marcamos el contorno para cortar la ventana que enmarcará nuestra imagen, tal como veis en la ilustración inferior.
Para montar sobre 40×50 yo imprimo las imágenes a 30×40, un tamaño menor os dejaría un marco demasiado grande y no resulta agradable a la vista, error que cometí la primera vez. A la marca que acabamos de hacer le añadimos un margen de seguridad hacia el interior de manera que si la foto mide 30×40 nosotros cortamos, por ejemplo, 29,5×39,5 cms. Ahora sólo nos queda pegar la fotografía en la lámina entera con pegamento, os recomiendo ese que se dispensa en tableta dura y se transforma en una especie de goma de mascar porque luego os permitirá retirar la fotografía sin dañarla. El último paso es unir las dos láminas por uno de sus lados con cinta adhesiva que hará las veces de visagra. Es decir, las láminas no quedan pegadas, para así poder acceder a la impresión. Y no olvidéis que la cara bonita es la que tiene textura. Fácil, ¿no? ¡Pues a concursar!
Foto de cabecera | Julian Jensen
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